Esta es una de esas historias que hacen una llamada de atención a todos los padres para que estén más pendientes de sus niños pequeños.
José Domingo Cruz y Amparo Alba, padres del menor, comparten esta experiencia con todo el mundo para que algo así no vuelva a ocurrir con ningún otro niño.Sus declaraciones fueron recopiladas por el diario El Mundo.
Todo comenzó hace cinco meses. En el hogar de la familia Cruz Alba se estaba celebrando la festividad de la Virgen del Remedio, Patrona de Petrés (Valencia, España). Fue en uno de esos actos que se suelen ignorar cuando el pequeño David tomó una almendra que había entre las cosas de picoteo que se hicieron para la ocasión.
El niño se la echó a la boca y al rato tosió un par de veces, pero nadie le dio mayor importancia porque el niño en ningún momento parecía ahogado ni nada similar. Una semana después, David presentó una fiebre que llegó hasta los 40 º C.
Los medicamentos que le recetaron no le bajaron la fiebre y, días después, llevaron al pequeño a urgencias porque se sospechaba que tenía principios de neumonía.
Sin embargo, un par de días después se le envió de vuelta a casa porque los médicos no encontraron nada anormal.
La salud del pequeño se siguió deteriorando y los padres cada vez tenían menos respuesta de los médicos.
Un día, tratando de encontrar una explicación, recordaron el episodio con la almendra y comenzaron a sospechar que podría tener alguna relación con esta.
Tras conocer este hecho, los médicos los enviaron al Hospital de Alicante, lugar donde lo mantuvieron en observación durante 4 días para luego hacerle una broncoscopia.
A David le introdujeron un tubo flexible por la laringe para identificar y extraer el trozo de almendra que, al parecer, ya llevaba tres meses incrustado en su pulmón.
El problema apareció cuando el tubo extendió el pus que se había acumulado en el pulmón, lo que le ocasionó una parada cardíaca.
Los médicos tardaron cerca de 28 minutos en reanimarlo y le indujeron el coma para tener oportunidad de estabilizarlo.
12 días después de la complicación, David despertó sin su pulmón infectado, pero con daños neuronales severos debido a la parada cardíaca.
Puede abrir los ojos, pero no ve. Su cuerpo está inmóvil, no puede comer y tampoco puede hablar.
Para los padres del pequeño, el estado de salud de su hijo se debe a la negligencia médica, pues los médicos no le hicieron pruebas previas para saber hasta qué punto era conveniente extraer el trozo de almendra.
“Tenía el órgano podrido y la almendra hacía de tapón de la infección. Si hubiesen sabido desde el principio que la tenía allí, nada de esto hubiera pasado” –asegura indignado José Domingo.
Los pediatras advierten de que bajo ninguna circunstancia se recomienda dar a los niños menores de cinco años ningún tipo de fruto seco, ya que hay un elevado riesgo de asfixia.
Asimismo, apuntan que cerca de un 80% de los casos de atragantamiento en menores tienen alguna relación con este tipo de alimento.
Amparo y José Domingo no creen que esto se trate de un simple accidente y reclaman justicia. Mientras tanto, muchas personas han decidido apoyarlos y en solo dos semanas han reunido 10 000 euros para los tratamientos.
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