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domingo, 26 de marzo de 2017

¡OMG! Lo que paso cuando esta monja fue al ginecólogo. No lo vas a creer!

En esta oportunidad queremos brindarte una historia de un chiste de mal gusto que le jugó un ginecólogo a una religiosa que asistió a su consulta por presentar molestias, estamos seguros que te impactará. Muchas veces queremos hacer una gracia nos sale una morisqueta.

Luego de revisarla le dice que todo va bien y que era normal porque estaba embarazada.


El médico no se imaginó jamás que su chiste iba ocasionar un terrible desenlace. La monja se levanto de la camilla e inmediatamente se marcho sin cruzar una sola palabra con el médico. Al llegar al convento donde ella vive, converso con uno de los sacerdotes.



¡OMG! Lo que paso cuando esta monja fue al ginecólogo. No lo vas a creer!

Sin embargo, el doctor, al llegar a casa le comenta a su esposa de la broma que le jugo a la monja y ésta molesta le dice que lo que había hecho estuvo muy mal. Al día siguiente el hombre recapacito y llamo al convento para poder decirla la verdad a la monja y al contestar el teléfono una de las religiosas le comentó que ella no estaba ahí.

El médico avergonzado de lo que había hecho le confiesa a la religiosa
el chiste que le jugo a su compañera, para que le informará que no estaba embarazada y ésta le responde: Es demasiado tarde, debió llamar anoche, el padre se suicidó hace dos horas.

Lamentablemente,
el médico se enteró que el padre había mantenido amores con la religiosa y aunque no estaba embarazada se lo creyó y provoco el suicido del padre. Cabe destacar, que un chiste de muy mal gusto puede ocasionar situaciones terribles.

Así que, hay que tener mucho cuidado con los chistes de mala gusto o las bromas pesadas que le jugamos a las personas, porque las consecuencias podrían ser fatales.

Generalmente, queremos hacernos los graciosos o chistosos con personas que conocemos o no, solo para jugarle una jugarreta o verla la cara y su reacción, para luego desmentir lo que dijimos y excusarnos de que era solo una broma, pero no medimos las consecuencias de lo que pueda ocurrir después.

Porque hay personas que se toman las cosas muy en serio y pueden reaccionar como jamás no imaginamos y podemos ocasionar situaciones delicadas o muy graves como lo que le paso al sacerdote del convento. Si te gustó esta historia, puedes compartirla en las redes sociales, para que otros tomen conciencia de las jugarretas o bromas que hacemos a otros.

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